La pieza se pone en contacto con una fuente de corriente continua y con un electrodo que cumplirá la función de ánodo, cediendo electrones para que los iones metálicos en la solución se reduzcan y se depositen sobre la pieza, que cumple la función de cátodo, de esta manera se obtiene el recubrimiento metálico en la pieza.
Disposición de cátodos y ánodos en una celda
Para realizar el proceso de electrodeposición se requiere de instalaciones especializadas llamadas celdas electrolíticas, equipadas con sistema de circuitos eléctricos que hace circular una corriente eléctrica continua y de baja intensidad.
Normalmente, las conexiones eléctricas de las celdas de electrolíticas son muy sencillas, ya que se intenta disminuir los trayectos, en corriente continua y alta tensión, desde los rectificadores de corriente hasta los bancos de celdas.
En general, la conexión se hace con paquetes de barras de cobre, las cuales están fijas y tienen espaciadores para permitir la circulación interna de aire y así mejorar el enfriamiento, estas barras son conocidas también con su nombre en inglés: busbars.
Al ubicar las celdas en serie, se requiere sólo una conexión en los extremos del banco de celdas, si al término del primer banco, éstas se conectan con un solo conductor al banco paralelo a su lado, el recorrido desde el rectificador se disminuye.